Adivinanzas de Juegos y Juguetes

Sobre la mesa me han puesto,
por la mitad me han partido,
todos me han manoseado,
pero nadie me ha comido.

Si vas a la feria.
Te puedes montar.
Vueltas y vueltas.
Subiendo y bajando.
Unas contento y otras gritando.

Todos dicen que me quieren
Para hacer buenas jugadas
Y en cambio cuando me tienen
Me tratan siempre a patadas.

Para bailar me pongo la capa.
Y para bailar me la vuelvo a quitar.
Porque no puedo bailar con la capa.
Y sin la capa no puedo bailar.

El rey y la reina con ocho peones.
Caballos y torres, combaten y comen.

¿Quién fue el mejor ajedrecista de la historia de la humanidad?

Es un bonito juego.
Tú te vas y yo me quedo.
Cuento, cuento, cuento.
Y luego voy a tu encuentro.

Me componen cuatro palos,
impresos en cartulina.
Tengo reyes y caballos,
seguro que me adivinas.

Blanco fue mi nacimiento,
me vistieron de colores,
por mí se pierden los hombres
y se quitan los honores.

Veintiocho caballeros
Espaldas negras y lisas.
Delante, todos agujeros.
Por dominar se dan prisa.

Vuelo pero no soy un avión ni un ave. ¿Quién soy?

Muñeco de plomo
que lleva fusil.
¿Sabes tú quién es?
Nunca nos dispara
ni dice un, dos, tres.

Sobre la mesa se pone,
Sobre la mesa se parte
Y entre todos se reparte
Pero nunca se come.

Un combate que se entabla
muy lento o con rapidez.
Ninguno de los dos habla,
las piezas son más de diez.

Dieciséis personajes con el rey y reina.
Se enfrentan a otros tantos.
Si juegas mal te encontraras perdido.
¡Y ganara el contrario!

Bajo mi carpa gigante,
acojo a chicos y grandes.
Payasos y trapecistas,
son típicos en mis pistas.

Por como empieza y volar sabe.
No es un avión, ni tampoco un ave.

Gaspar, Baltasar y Melchor.
Los transportan en camellos.
Y los dejan en enero.
A todos los niños buenos.

Es más grande si lo inflas y más pequeño si lo desinflas ¿Qué es?

Culebrinas de papel.
De varias tonalidades.
Las tiramos en las fiestas.
Y también en carnavales.

Cómete la "e" y pon una "a".
Mírala muy bien y échala a volar.

Se pone sobre la mesa,
se corta y se reparte,
pero no se come.

Cuando yo subo, tú bajas,
si tú subes, bajo yo.
A la misma altura nunca,
podemos estar los dos.

Bailo siempre derechito;
cuando me empiezo a cansar,
tiemblo y caigo quieto al suelo
y el niño que está jugando
me tiene que levantar.

Bailando, bailando va,
nunca lo adivinarás.

En el aire voy volando,
una cuerda me mantiene
y la cola que yo tengo
la debo a quien me sostiene.

Todos corren, uno usa el silbato.
Dos detienen, muchos gritan.

Soy rechonchita y muy fuerte,
blanca soy como la leche,
de lado a lado me llevan
surcando mi campo verde.

Cuanto más y más lo llenas.
Menos pesa y sube más.

Un arco arriba y tú debajo.
Un arco abajo, pasas por encima.

Con la nieve se hace.
Y el sol lo deshace.

¿Qué le dijo un pato a otro pato jugando carreras?

Cubo que seis caras tiene.
Veintiún puntos en total.
En el ludo interviene.
Y en el monopolio igual.

Yo-yo me subo.
Yo-yo me bajo.
Si lo adivinas.
Eres un capo.

Juegan en la cancha más altos que bajos.
Meten la pelota dentro de los aros.

Sin tener alas, yo vuelo,
tengo cola y no soy ave,
y como tú bien lo sabes,
sin viento me vengo al suelo.

Pregunto por la pelea
entre reyes y señores,
que sin ninguno se vea,
unos son vencidos
y otros vencedores.

Sobre un camino de hierro.
Muchas sorpresas tendrás.
Subo y bajo bruscamente.
A mucha velocidad.

Bolitas pequeñas, de metal o de cristal.
Mételas en el hoyo y nunca perderás.

Tengo cadenas sin ser preso.
Si me empujas voy y vengo.
En los jardines y parques.
Muchos niños entretengo.

Atada a un cordel, volaba y volaba.
Y desde la tierra, un niño la sujetaba.

Tengo caballos que suben y bajan.
Dan vueltas y vueltas y nunca se cansan.

Sólo una faja es mi vestido.
Cuando me lo quitan arranco a bailar.
Pies y manos no tengo.
Pero a los más jóvenes entretengo.

Once jugadores del mismo color.
Diez van por el campo, detrás de un balón.

¿Cuál es la ficha del dominó que pesa menos?

Si sumas uno más uno
evidente que da dos,
y si da dos te descubro
dos veces la solución
de este juego de salón.

La pones sobre la mesa.
La partes y la repartes.
Pero nadie se la come.