Lista con más de 600 adivinanzas con rimas para adultos y niños. Esas adivinanzas tienen respuestas y se clasifican por dificultad (fácil, medio y difícil) y sujeto (frutas, animales, etc.).
Un campo bien labrado
no gasta reja ni arado.
Sin ninguna ceremonia,
con el sombrero calado,
va delante de su rey,
del Papa y del magistrado.
Cabecita fría
la noche haces día
cuando te restriego,
cabeza de fuego.
Tan largo como un camino.
Proviene de vegetal.
A pesar de su extensión.
En un cesto puede estar.
Agua pasó por aquí,
cate que yo no la vi.
Durante el verano escondido,
en el invierno encendido.
Estoy dentro de él
y no puedo entrar en él.
Ni raíz ni rama tiene
esta conocida planta.
Anda y anda por el mundo
y el peso del hombre aguanta.
Es muy negro al parecer.
Su cuerpo carne no tiene,
porque la carne que veo
otro cuerpo la sostiene.
Quienes lo hacen, lo hacen silvando.
Quienes lo compran, lo compran llorando.
Quien lo usa, no sabe que lo usa.
Soy pequeño y blandito.
Mi casa llevo sobre el lomito.
Tanto como en el invierno
es objeto aborrecido,
en el verano es querido,
buscado con afán tierno,
reservado y aplaudido.
Una colcha remendada
y no tiene una puntada.
Unos decían: es bella tierra
pero traga a sus moradores
¿más quien hizo callar a
estos mal hablados señores.
Tiene orejas largas
tiene cola pequeña
en los corrales se cría
y en el monte tiene cuevas.
Cien patos van por un puente,
todos a un mismo compás,
caminan divinamente,
con una pata na más.
Muchas lamparitas
muy bien colgaditas,
siempre encandiladas
y nadie las atiza.
Dicen que la tía Cuca,
se arrastra con mala racha.
¿Quien será esa muchacha?
Cuál será aquel animal
que rebuzna y no es borrico;
en la cara, en el hocico
y en el cuerpo es casi igual;
que trabaja irracional,
que lo que come merece,
tiene de burro la cara,
no es borrico y lo parece?
En los baños suelo estar,
aunque provengo del mar.
Una dama en verde prado,
con vestido bien bordado.
Capilla sobre capilla,
son capas del mismo paño;
como yo no te lo diga,
no lo aciertas en un año.
Adivina, adivinador,
¿quién pone huevos
en el ponedor?
Veintiocho caballeros
Espaldas negras y lisas.
Delante, todos agujeros.
Por dominar se dan prisa.
Cuando quieras, quiero,
en la cama o en el suelo,
juntamos carne con carne
y pelo con pelo.
Te lo digo y te repito
y te lo debo avisar,
que por más que te lo diga
no lo vas a adivinar.
Dos torres altas,
dos andadores,
un espantamoscas
y cuatro andadores.
Si la tengo, no te la doy.
Y si no la tengo te la doy.
Tela sobre tela,
paño sobre paño,
no lo aciertas en un año.
Hago paredes, pongo cimientos.
Y a los andamios subo contento.
Una señorita muy aseñorada,
que siempre va en coche
y no paga nada.
Todas somos altas
gordas o delgaditas
y echamos mucho humo
por nuestras cabecitas.
No me pronuncies dos veces
que tengo sonido feo;
siendo la letra del kilo
en carreteras me veo.
Agita el cartucho,
carga la pistola,
pasa un algodón,
y con un azote
pone la inyección.
Camino sin tener patas,
y caminando agonizo;
unos me sacan la vida
y a muchos yo martirizo.
Dos compañeras
van al compás,
con los pies delante
y los ojos detrás.
Por mi gusto me rompen el cuero
y me hacen pequeño agujero,
y me meten el tipiricuando,
y las pelotas se quedan colgando.
Siete hijos ha la dama,
seis trabajan con ardor,
de la noche a la mañana
ruega el séptimo al Señor.
Murcia me da medio nombre
Una letra has de cambiar
Mas cuando llegues al lago
Mi nombre podrás terminar.
En primavera te deleito.
En verano te refresco.
En otoño te alimento.
Yen invierno te caliento.
Laterales parapetos.
Que van siempre por parejas.
Les encantan los secretos.
Con mi cara roja,
con mi ojo negro
y mi vestido verde
a todo el campo alegro.
Es cual espada de dos filos
siempre poderosa, siempre pura,
y el Señor Jesucristo,
recomienda su lectura.
Cuatro patas tienen y no puede andar.
También cabecera sin saber hablar.
Doy calorcito,
soy muy redondo,
me levanto muy temprano
y por la tarde me escondo.
Soy chiquitito, puedo nadar.
Vivo en los ríos y en alta mar.
Sobre la mesa se pone,
Sobre la mesa se parte
Y entre todos se reparte
Pero nunca se come.
¿Cuál es una cama baja,
triste, sola y muy estrecha,
con grande presteza hecha,
donde nadie lleva alhaja
sino la que lleva puesta?
Para ser más elegante
no usa guante ni chaqué
sólo cambia en un instante
por una "efe" la "ge".
Es una caja habladora
que vive en todas las casas
y se calla a muy alta hora.
Acompañó a Pablo
en una gran misión.
Y fue azotado
Sin ninguna consideración.
Dicen que quien lo tiene
es muy gracioso,
se sacude en la mesa
contra lo soso.
Un ángel sube al cielo,
pega un grito
y baja al suelo.
Volando en el aire
y besando las flores
se apaga su vida
de luz y colores.
Doy al cielo resplandores.
Cuando deja de llover.
Abanico de colores.
Que nunca podrás coger.
Doy vida y puedo matar,
no hay quien me gane a correr,
siempre te doy en la cara
y nunca me puedes ver.
Hombre soy de gran limpieza
y apreciado de mis amos,
todos me traen en las manos
porque sirvo con presteza;
y aunque no tengo cabeza,
tengo más de cien mil pies,
y el enigma mayor es,
que aunque blanco o amarillo,
cedo porque soy juicioso
y para todos un pillo.
Yo soy muy buena señora,
donde me plantan estoy,
pero si me dan la mano
buena puñalada doy.
En el agua siempre está
y tú lo puedes pescar.
¿Cuál es la señora
muy entrometida,
que entra en las casas
y nadie la invita;
pisa los palacios
y pobres guaridas,
y todas la temen
y nadie la invita?
Tengo forma de anillo.
Soy la primera y la última en organillo.
Se pone para dormir,
aunque no es un camisón,
puede ser de lana, seda o algodón.
Locomotora no soy,
más cuando con vapor voy.
Dejo muy alisado
si me usan con cuidado.
Aunque no hable
lo cuenta todo por cable.
Compuso tres mil proverbios
con santa dedicación.
Y mil cinco versos,
Por divina inspiración.
No está nunca en la vereda
pero siempre está en la calle;
nunca está con cerradura
pero siempre está con llave.
Soy un pulmón vegetal,
llenito de clorofila;
si quieres pasar por lila,
di que soy un animal.
Nace en la dehesa
y come en tu mesa.
En el campo me crié.
Atada con verdes lazos.
Aquel que llora por mí.
Me está partiendo en pedazos.
Una letra pizpireta,
de perdiz y cazoleta.
Que se esconde en la maceta.
Sin mí no tendrías pan.
Ni pasteles ni empanadas.
Nazco verde y estoy dorada.
Juntos, en ovillo,
duermen los mellizos;
cuando se separan,
estirados andan.
Col, col, colera;
flor, flor, florera:
si estamos juntas,
¿Qué planta apuntas?
Tendían mantos y ramos,
Las gentes por el camino.
¿Más quien montaba,
El orejudo pollino?
En medio del cielo estoy
sin ser lucero ni estrella,
sin ser sol ni luna bella,
a ver si sabes quién soy.
Sale de la sala,
entra en la cocina,
meneando la cola
como una gallina.
En la jirafa descuella,
bajo la barba del rey.
Lo tiene cualquier botella,
la camisa o el jersey.
Encima de ti me subo,
tú de gusto te meneas,
yo con el gusto me voy,
tú con la leche te queas.
Redondo como un balón,
alumbra todo el salón.
Un palito muy derechito,
y en la cabeza un sombrerito.
Debajo de tierra hay un convento.
Todas las monjitas visten de negro
y se alimentan de su sustento.
Mil damas en un camino
sin polvo ni remolino.
Dice Jesús: ustedes recibirán
el poder espiritual.
Y en todas partes predicarán
Combatiendo todo mal.
En verdes ramas nací,
en molino me estrujaron.
En un pozo me metí
y del pozo me sacaron
a la cocina a freír.
Blanco salí de mi casa
con el tiempo enverdecí,
pero como blanco era,
blanco al final me volví.
Bajo la bandera.
Para iniciar la carrera.
Sin salir de su casa
por todos los sitios pasa.
Había un hombre
entre los fariseos,
que vino a Jesús de noche
manifestándole sus deseos.
Somos más de una
y salimos con la Luna,
si te pones a contarnos
te va a faltar más de una.
Quién es este que se arrima
trayendo su casa encima?
Mi sombrero es una ola,
estoy en medio del año.
Nunca estoy en caracola
y sí al final del castaño.
Es caminante sin patas,
que escribe curvadas emes,
que se achica, que se agranda,
va midiendo las paredes
y atravesando las redes.
Enfundados siempre van
y hay que tener cuidado
con las patadas que dan.
Dentro de una vaina voy
y ni espada ni sable soy.
En el principio de Roma,
tú me puedes encontrar.
Vivo en medio de París
y también al final del mar.
Entre col y col lechuga.
Entre lechuga, una flor.
Que al sol siempre está mirando.
Dorándose con su calor.
Adivina, adivinanza
¿cuál es el ave
que pica en la granja?
Pequeño como una nuez
y sube al árbol sin pies.
Mientras ella cacarea,
él va buscando pelea.
Un combate que se entabla
muy lento o con rapidez.
Ninguno de los dos habla,
las piezas son más de diez.
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